jueves, 5 de marzo de 2009
La Organización Médica Colegial (OMC) y la Atención Farmacéutica
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(25-2-09).- Comunicado de la OMC alertando de los riesgos de la Atención Farmacéutica: "Desde la Organización Médica Colegial se ha venido alertando sobre los riesgos que la denominada 'Atención Farmacéutica' puede tener para el ciudadano, al otorgar al farmacéutico unas competencias que, por preparación y conocimiento tanto de la enfermedad, como del paciente y de su historia clínica, corresponden al médico (...)"
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En mi opinión el mar de fondo de toda esta cuestión es que estamos evolucionando desde un sistema sanitario centrado en la responsabilidad casi exclusiva del médico hacia un modelo diferente, centrado en las necesidades del paciente, y que hace uso de una manera más eficiente de todos los recursos disponibles. Un modelo multidisciplinar donde el resto de profesiones sanitarias (fundamentalmente la farmacia y la enfermería) adquieren un papel más activo y asumen mayores responsabilidades frente al paciente.
En el caso de la farmacia, el envejecimiento y medicalización de la sociedad, el uso de farmacoterapias cada vez más complejas y sofisticadas, el aumento exponencial de la morbi-mortalidad de los medicamentos... justifican de sobra la necesidad de un profesional que se ocupe de manera específica -aunque en estrecha colaboración con el médico y el resto del equipo sanitario- de las necesidades farmacoterapéuticas del paciente.
La Atención Farmacéutica no es sino la respuesta responsable de nuestra profesión a la oportunidad que le brinda este nuevo contexto ("Opportunities and responsabilities..." de Hepler y Strand (1). Se trata de transformar nuestra profesión para ser capaces de responder adecuadamente al papel que queremos asumir dentro de una concepción multidisciplinar de la atención sanitaria. Es decir, para asumir la responsabilidad de las necesidades farmacoterapéuticas del paciente: 1) garantizar que el paciente recibe el medicamento que necesita (el que el médico le ha prescrito o, en el caso de tratamientos de auto-cuidado, ofrecerle nuestro asesoramiento); 2) velar por la efectividad farmacológica de los tratamientos; 3) detectar y prevenir problemas de seguridad derivados de la farmacoterapia y, por último, 4) asegurarnos de que el paciente sabe, puede y quiere cumplir el tratamiento tal y como se le ha indicado.
Sólo desde el más absurdo y rancio corporativismo puede la OMC oponerse a este proceso. Quizás también desde el desconocimiento de nuestros verdaderos objetivos (cegados de nuevo por el corporativismo y la suspicacia). Sin embargo, los que estamos convencidos de que este es el camino no podemos hacer otra cosa que seguir trabajando por mejorar nuestra práctica y por educar al resto (médicos, pacientes, administración etc) sobre cuáles son nuestros objetivos.
1. C.D. Hepler and L.M. Strand. Opportunities and responsabilities in pharmaceutical care. Am J Hosp Pharm, 1990 Mar;47(3):533-43.
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